Dos minificciones 

Autora Mirta Graciela Itchart

 

Mujer en el callejón

 

            La mujer atraviesa el callejón con mucho miedo... 

       Desde la oscuridad la miran ojos amarillos. Los gatos suelen tener muy amarillos los ojos cuando vigilan.

La mujer apresura el paso. No le gustan los gatos.

            Desde las sombras avanzan varios hombres con reflejos en los ojos. La mujer quiere correr y cae.

Los hombres se le acercan, la miran, la lamen, la rasguñan. Muerden la carne blanca.

            Con las primeras luces los hombres abandonan su festín.

 

Carta de amor

 

- ¿ Podés correr un poco el codo?

- No, porque el vidrio me lo impide.

- Me lo estás clavando en el ojo.

-¿ Para que querés mirar si todo alrededor es agua?

- Sí, pero por ahí aparece una isla... Vamos, arrugá un poco ese papel que tapa la visual...

- No! de ninguna manera. ¡El papel no! y... ¿ para qué querés una isla. ¿ te alejarás de mí?

- Yo sé muy bien que te voy a extrañar, pero correte un poquito, corré el papel así estamos más cómodos.

- No! el papel no.

- Dejate de jorobar. Estamos solos, nadie nos vio ni nos verá en esta botella. Nos queremos ¿ no? ¿ me querés? Así me lo decías...

- Bueno, Por ahora no podemos separarnos, pero si yo sacara este maldito papel del medio, podría ver si llegamos a un puerto, o por lo menos podríamos...

- No, ya sabés que el papel no se toca. si querés llegar a un buen puerto tendríamos que meternos de nuevo adentro de la carta.

- Ufa1 me había olvidado. Los dos nombres escritos tan juntos, letra tan chica...

- ¿Y si nos quedamos dentro de la botella?

- Mové tu brazo. ¿A ver?. Con la carta rota tenemos más lugar. Abrazame. Miraremos el mar para toda la vida.

 

 

 

 Dos minitextos o prosita poética

 

EL MAR

 

 - No podemos ser irresponsables cuando hablamos del  mar – me dijo un pescador de Monte Hermoso - describir el mar es un acto tan importante como el mar mismo. Un error nuestro podría pintar un cuadro diferente, una metáfora no metáfora. Una tristeza.

 

 Y ya llegará el día en que alguien venderá el mar:

 Dividirlo en áreas, marcar con fibra el nombre de cada pequeño mar, ponerle precio. Con peces o sin ellos, con caracoles o sin ellos, con sirenas o sin ellas.

 Si sabemos que en lo profundo habitan seres mágicos, aconsejamos guardar esa parcela en un frasco, como hizo Josefina Llobet hace unos años, y llevarla a casa. Trae mala suerte vender las cosas del alma.

 

 Si llueve, sobre el mar, las aguas hacen el amor y nacen olas y espumas. Los caracoles fecundan estrellas sobre la playa mojada.

 La lluvia alcanza a cumplir su deber: moja la arena, provoca sin pudor un estallido.

 Cae la lluvia porque tiene que caer. detenida en la nube no es lluvia, es amenaza, puño en alto. Tanto trueno para que la lluvia baje con su bicicleta y nos pasee a los que habitamos el sueño.

 

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Hay gente que nunca ha visto el mar. No sabe de la seducción que despliega una onda que empieza a avanzar y con brazos amplios llega hasta la playa, con prisa de  muchacha.

 

Una mañana de febrero, bajamos hasta la orilla. Íbamos conversando con nuestros amigos salteños, los poetas Gustavo Agüero y Raúl Fabián.

El mar esa tarde era más mar que nunca. Mar de tarjeta postal.

Nuestro amigo Fabián, de pronto, se queda parado frente a frente. Mira, alza su mano y señala el blancor de la ola rompiendo.

- ¿Qué es ? ¿ Son nardos, acaso?

y el mar esa tarde empezó a oler a nardos.

POESIA

Fantasmas que yo sé que no existen.

Alguien que llama por teléfono y me ofrece

un parque de paz

                     eterna.

eterna? me pregunto dónde está la eternidad, en qué cielo se dormirán mis sueños, después. O en qué mirada está la de mi amigo.

 


DIARIO

 

Las noticias que vuelan y se esconden:

Mujer azul

busca la luz.

 

 

En un banco de plaza

en cada punta

las letras se divierten,

pasan de hoja a hoja,

se intercambian,

se interpelan,

se interpretan.

El diario es un poema

que duerme entre columnas

de compra y venta.

 

Y dos mujeres solas

tanto sobre los hombros

también cruzan horario.

Se intervuelan.

 

 

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