Autor: Fernando Luis Pérez Poza

LA ETERNIDAD

Te niegas a cerrar los ojos y abrir el alma,
a respirar la luz que redondea el cielo,
a pelar el trozo de oscuridad triste y rancia
que corroe desde dentro el interior del hueso.

A pesar de todas las raíces que eché en ti
y todos los amarres que el ancla del destino
quiso hundir en tu matriz, a pesar de la piedra
fría y profunda que te posee plena y entera
y forma grumos de vacío lento en los sentidos,
vives, respiras, sueñas y de tu boca salen
montañas de mariposas locas y burbujas
de mares infinitos que saturan los siglos.

Eres la eternidad, un paraje tan oscuro
que nunca se deja ver, un cometa sin cola
que atraviesa la soledad negra de la muerte
y siembra en el corazón fresco la tierra seca
del otoño más cruel y desmedido que existe.
Eres la flor desnuda del abismo, horizonte
sin línea e inmenso que se ahonda en el tiempo
y siempre conquista  la sonrisa del silencio.

HIMNO A LA MUJER

Mujer,
eres alba, espuma, nácar,
lluvia que derrota la sequía,
fuente de besos y volcanes
o el corazón salvaje del viento
derramando un vendaval de ternura.

Por tus venas corre
la salitre de los mares,
la savia azul del universo,
el rosal abierto y palpitante de la luz
latiendo primaveras nuevas.

En tus labios hay sonrisas de sirena,
palabras que suenan a mariposas blancas
y encienden antorchas en la tiniebla de mi tristeza
y derriten el hielo de todas las distancias.

Mujer,
remolino de sol y fuego,
desbordada marea de caricias
en cuyas olas navegan mis sueños
y se despeñan todos mis silencios,
eres luna con sabor a seda,
carnaval de chispas que teje mis relámpagos,
huracán de lava que dilata mis fronteras.

¡Oh, caldera infinita del amor,
bajel rotundo de velas desplegadas,
dislocada tormenta de lascivia!
¿Hacia dónde me lleva la corriente
desatada de tu loca pirotecnia?
¿Hacia qué destino me empujan
los latidos de tu fértil fantasía?
¿Hacia que puerto me arrastran
los vientos de tu ardiente singladura?.

Septiembre 2001©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra. España.


YO TENGO UN CORAZÓN TRISTE...

Yo tengo un corazón triste que suena
a campana rota, donde se juntan
los vientos de mil molinos y sueños
y delira un arco iris de ternura.

En mi pecho laten nubes de espuma,
pétalos blancos que el tiempo deshoja
y tus manos desnudan con caricias
que saben como el fuego de una antorcha.

Hay en mí olas secretas que desconoces,
rítmicos vaivenes de seda ardiente
y volcanes que palpitan marfiles
en el loco galope de mis sienes.

Soy una luz perdida en el silencio,
el alma abierta de la última rosa,
la sonrisa que enciende la esperanza
en la noria infinita de las horas.

Por eso, cuando escuchas mis palabras,
y te dejas llevar por mis poemas,
sientes cómo la vida se convierte
en un fértil cajón de pirotecnia.

Septiembre 2001©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra. España.


ABRE EL CORAZÓN

Abre el corazón
y sal a respirar afuera,
salta desde el borde de una estrella,
busca un rincón pequeño de la tierra
donde posar la huella de tus pasos.

La vida se va llenando de escamas,
de barcos anclados en la orilla del pasado,
de preciosos aeroplanos que no vuelan
pero se agitan como si fueran
vagones del metro suburbano.

¿Dónde se  puede encontrar a dios
si no es enterrado en el universo,
en la náusea infinita del azul
o en el horizonte sin límites de un verso?

A la sábana del tiempo
se le van cosiendo minutos,
sonrisas de seda y bramante
que estallan en la esfera del reloj,
viejos logaritmos huecos de tic-tacs
que nunca se resuelven.

Abre el corazón
y mira dentro
la agonía de la torre
derrotada en mitad
de la partida de ajedrez,
el enroque cobarde de la reina,
el jaque mate y asesino del abismo.
Mira dentro y verás que
el mundo, el futuro y el destino
jamás se declararán en tablas
al final de este delirio.

Septiembre 2001©Fernando Luis Pérez Poza

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