Del poemario “VAGABUNDO” 

Autor: FELIPE RÍOS BAEZA

MANIFIESTO DE POESÍA ANTIGUA

Afectuosamente a usted:

digo antigua porque desconfío del neón

y me place más la intermitencia de unos ojos.

Yo estoy de paso

como usted que hará pelota esta página

para nutrir la fogata.

Consulté a los espías que encendieron arbustos,

a los viajes en que no se conjuga el regresar,

y de lo íntimo

nada.

 

Ni un brote de lo animalesco

¿a qué llamarle fundacional?

Sólo hay que asegurar el escondite

y lo felino para depredar, apenas veo

unos cuantos rostros tras el cristal llorado.

 

Recomendaciones:

róbele tiempo a lo que más le guste hacer,

no le crea a las multitudes

que la creación es la simpleza voraz de unos frágiles,

frágiles torbellinos

¿cuáles?

Mi mano de poca pluma aún,

por ejemplo.

 

Habrá Que Declarar en Desuso esta sábana blanca

 

Habrá que declarar en desuso esta

sábana blanca

o correrla tras los pasos diligentes

tras las rapaces violetas

del engaño.

 

La luminosidad de unos ojos no perdona,

qué vamos a hacerle

sería bueno echar un vistazo al sudor de la que

esta noche

no durmió, por mi culpa

por mi gran culpa,

todo centellea en el calipso pálido de lo que pudo

perfectamente

haber sido.

 

Y ahora qué,

el episodio, el intento,

la que no durmió llora

con las palmas hacia adentro

con el reloj fijo en el ceño y las manecillas

a la izquierda.

 

Otro, que no es ese otro que en definitiva

es quien escribe

pactará los fermentos del diluvio con esta insomne.

 

Se repiensa la vulnerabilidad:

para la próxima me voy a bañar con otra luna.

 

NATURALEZA VIVA

                                 A D. Zunino

 

Qué más puedo darte

salvo la tormenta,

salvo las luciérnagas

y la hierba húmeda que celebró tus pies celosos,

salvo el decoro de otras luces

y la silueta de un elevado

racimo de latidos.

Qué más encontrar afuera

salvo lo incierto del cielo o la

imitación mortal de los grillos

sucios de estudiarte en cada ocaso,

salvo las bocas abiertas de los jazmines

y el último vestido de fiesta

del arcoiris.

Lo demás,

la voluntad del sol curioso y las batallas del diluvio,

están presentes en el vapor tiritante

de tus dedos al rozar los míos.

Que empiece el día y tu afirmación...

 

LA BALADA DE ALUD

Todas las mujeres

que han aterrizado forzosamente sus

alas en este delirio

tormentoso

seguirán inspirando ríos

         ríos

                  ríos

de tinta

por despecho o calidez,

por recuerdo o puro deseo

por indecisión, porque le tuvieron

miedo a cortarse

con el cristal del amor.

 

¿Quién será el asesino en todo esto?

¿Quién dará la primera estocada

con el puñal de la simpatía?

 

A todas las mujeres que no me bebieron

les regalo los pecados torpes

imperfectos, un balazo en mitad de las de las disculpas

y mi poesía, el mayor acercamiento a mí mismo.

A quienes se hundieron en la balada

del alud,

la expulsión del Paraíso

y el término rumiante del espasmo, que en mí es mejor

quedarse que confundir...

 

Y se los digo por respeto a sus plumas

que felizmente ya no escriben.

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